Nuestro sistema inmunitario se ve debilitado por un tumor.
Sin embargo, un sistema inmunitario funcional es fundamental para la terapia.
Con la ayuda de nuestra enzima contra el cáncer, se ralentiza el crecimiento y la propagación de las células cancerosas en el organismo. Las células cancerosas utilizan diversas estrategias para evadir la destrucción del sistema inmunitario. Por ejemplo, se camuflan con una capa de una sustancia producida por el propio cuerpo, lo que les permite migrar sin ser detectadas a otras partes del cuerpo.
Estas células camufladas son reconocidas y destruidas por nuestra enzima contra el cáncer. Esto previene eficazmente la metástasis.
Nuestra enzima contra el cáncer también evade otra maniobra engañosa utilizada por las células cancerosas: las estructuras producidas por ellas son clasificadas como dañinas por el sistema inmunitario y atacadas. Esto permite que las células cancerosas vivas se multipliquen libremente, ya que permanecen intactas. Estas estructuras engañosas son descompuestas por nuestra enzima contra el cáncer.